En las heladas estepas castellanas el invierno se alía con el silencio y se esconde tras el poético manto de la niebla, para crear una hermosa sinfonía de grises. Más allá seguramente que moran infinitas historias, que en la bruma se esconden seres palpitantes que intentan sobrevivir a la mortal blancura de la escarcha.
Una heladora brisa silba intermitente entre la hierba muerta, entre los cardos secos, entre las ramas negras de los árboles desnudos. Y al frente, la nada se alía con la niebla y solo los sueños sobreviven…